Posted: 11 enero, 2011 by julenmateo in opinion, balonmano femenino
Miren la foto. Observen las caras de estas jóvenes. Todas rebosan felicidad, mostrando con orgullo su precoz vocación, vestidas con la indumentaria del club, en la categoría alevín. Ese mismo club en el que figuran sus ídolos, siendo para ellas el espejo en el que se miran todas las noches al acostarse , deseando algún día poder parecerse a ellas.
Ahora mismo solo ven eso, un espejo en el que reflejarse, una meta que alcanzar y un futuro deseado con todas sus ganas, no siendo conscientes del duro y largo camino que les espera, repleto de obstáculos y con múltiples incidencias que supondrán toda una serie de dificultades que deberán superar en su búsqueda del objetivo soñado.
No nos engañemos, no será un camino fácil y en la mayoría de los casos, será un viaje sin alcanzar la meta. ¿Cuántas quedarán en el camino? Seguramente la mayoría, por diversas causas, pero no llegarán a la élite en un porcentaje destacado.
El camino para llegar a la élite es complicado, largo y duro. Para empezar requiere de un sacrificio constante donde tan importante como la propia jugadora lo serán los familiares, amigos, entrenadores y compañeras. Un poquito de cada uno marcará el futuro deportivo de estas jóvenes jugadoras. Todos moldean en cierto modo a la jugadora del futuro, inculcándole los valores necesarios para poder afrontar el largo camino.
Precisamente por lo complicado, largo y duro del viaje para alcanzar la élite, muchísimas jóvenes con unas condiciones increíbles para éste deporte van quedando por el camino. Las causas pueden ser variadas y para todos los gustos y colores, pero radican fundamentalmente tanto en el insuficiente apoyo familiar y del sector más cercano recibido, lesiones e infortunios que mitigan paulatinamente el deseo inicial de dedicarse a esto o bien la poca capacidad de sacrificio de la joven en cuestión, al verse con muchos frenos en contrapunto a sus amigos debido a la exigencia que poco a poco adquiere dedicarse a un deporte de manera profesional.
Este sacrificio no solo consiste en noches sin salir con los amigos, en típicas fiestas de instituto o cosas por el estilo, que también, pero muchas veces existe un lado amargo en la vida de una joven que quiere dedicarse al deporte. Por norma general empiezan en los equipos del colegio o barrio, pero a medida que se crece tanto en edad como deportivamente, el radio de influencia también aumenta teniendo que desplazarse a ciudades distintas, alejándose del entorno familiar y de las amistades. Esto, se quiera o no, para una joven, resulta tremendamente duro y requiere de una gran concienciación de la interesada así como de un apoyo constante tanto de la familia y amistades como del propio club que la acoge. En estas ocasiones se necesita más terapia mental que otra cosa para tratar que la deportista mantenga intactas sus ilusiones.
Igual de peligroso resulta el exceso que el defecto, es decir, la soledad, las dudas y demás son peligrosas pero también lo es un exceso de ego tanto personal como del entorno. No resulta nunca aconsejable que se endiose a nadie y mucho menos en edades en las que siempre se es en cierto modo moldeable. Si se dejan llevar por los focos, flashes y aplausos que reciben sus ídolos, únicamente con eso, el camino será el equivocado ya que para llegar hasta ahí, todas, absolutamente todas, han sufrido en sus carnes los numerosos sacrificios necesarios para alcanzar la cima.
Los primeros sacrificados son sus propios padres, que seguramente tengan que acercar a sus hijas a los entrenamientos y partidos y acompañarles en cada uno de sus actos deportivos mostrando su apoyo. Aquí radica el primer problema, si los padres se convierten en forofos tratando de hacer ver a su hija que es la mejor y le espera un futuro de éxitos en el mundo del balonmano, mal vamos. Ahí se ha de estar para inculcar unos valores que transcurran paralelos a los deportivos, tratando de que la joven no deje de lado unos estudios que a la larga serán importantes puesto que supondrán el sustento económico del futuro.
No hay que olvidar que una jugadora de élite no gana lo suficiente como para retirarse, pero si bastante para vivir un día a día de manera mucho más cómoda que sus coetáneos. Tampoco hagamos demagogia, si eres una de las elegidas y figuras en club puntero, tu salario evidentemente va acorde con tu condición y tienes solucionada la vida, pero elegidos hay pocos. Para que nos hagamos una idea, en un club de la zona alta, sin ser lo más de lo más, los sueldos pueden oscilar entre los 600 y los 4.000 euros / mes. Evidentemente, como he comentado, las elegidas serán las del salario más alto y les aseguro que el porcentaje de la plantilla que cobra esas cantidades es ínfimo.
Teniendo en cuenta que los salarios generalizados no difieren en demasía a la media nacional general fuera del ámbito deportivo, no se puede vivir de las rentas y existe un momento delicado, el fin de la carrera deportiva. Ahí se frena en seco la fuente de ingresos. Por eso, tan importante es cultivar el cuerpo como la mente y si los valores inculcados por progenitores, educadores, entrenadores y demás gente alrededor han sido los correctos, y claro, han sido aprovechados y escuchados, el futuro no se plantea negro, sino más bien diferente con cientos de puertas que se pueden abrir gracias al duro trabajo realizado a nivel formacional que tuvo que ser compatibilizado con el exigente ritmo deportivo. Como ven, vuelve a aparecer el término sacrificio aunque sea de manera indirecta.
Otro factor importante es el propio balonmano femenino. Sería bonito, maravilloso y más propio de un cuento de hadas en el que todo es de colores, decir que existe paridad en ingresos y repercusión entre el balonmano practicado por ambos sexos. Olvídenlo, no es así. Se quiera o no, solo se parecen en el nombre previo al adjetivo. En el momento en que aparece el adjetivo delimitando el sexo la equiparación se convierte en comparación. ¿Por qué? Evidentemente, el balonmano, como todos los deportes, se mueve por aspectos económicos y en este país (y en la mayoría, con excepción hecha de Suecia y Dinamarca) el balonmano femenino en los medios apenas tiene repercusión.
Todos los focos, reportajes y demás acaban yendo al sector masculino de este deporte. Solo hay que repasar al fin de cada temporada el número de partidos retransmitidos por las televisiones (hablo siempre en ámbito nacional, que al fin y al cabo son las que dan repercusión tan importante en términos de patrocinio). Seguramente no lleguen a la decena el número de partidos femeninos retransmitidos, saliendo claramente perdiendo en la comparación con el masculino que tiende a ser de 2 ó 3 a la semana. Únicamente calculen, las cuentas son claras.
La repercusión mediática del balonmano femenino solo es clara y evidente cuando se disputa un Mundial o unos JJ.OO. y nuestras chicas están cerca de las medallas. Si no, me temo que no aparece ni a modo de resumen rápido en los informativos. Es así, hay que asumirlo, pero no creo que sea lo conveniente ya que como he dicho, es un deporte que se mueve por patrocinios y claro, si no hay repercusión, las empresas no aportan. Todo esto es como la pescadilla que se muerde la cola, como no salgo en los medios no pongo pasta y claro como no recibo dinero de patrocinador pues no tengo el presupuesto más alto y no puedo pagar mejores fichas. Al final, todo, se mueve por aspectos económicos.
Hoy en día, y debido a la gran crisis que afecta a todos los sectores del país, existen múltiples equipos de balonmano con tremendas dificultades para hacer frente a los pagos. Esto da muestra de lo débil que es un club deportivo en un deporte en el que los patrocinios suponen un porcentaje elevado dentro de los presupuestos de las entidades. Por lo tanto, todo va en cadena. No hay repercusión mediática, no hay patrocinios generosos. Existe crisis, las empresas no gastan en publicidad. Y los grandes afectados son los clubes y por consecuencia todos los integrantes de los mismos.
Lo que se está empezando a tender en el mundo del balonmano y más concretamente en el femenino es hacia la diversificación del patrocinio. Es decir, no depender de un único y fuerte patrocinador que ante cualquier problema en su empresa o sector, pueda dar al traste con mi presupuesto sino que se busca tener muchos más patrocinadores aunque con cantidades inferiores, que haga que al diversificar el riesgo asumido los posibles problemas sean menos probables.
Por eso, viendo la foto de partida, seguramente se perderán en un porcentaje elevado por el camino, tanto por lesiones, falta de condiciones como por escaso nivel de sacrificio, pero las que lleguen seguramente sabrán lo duro que ha sido llegar y valorarán en todo momento cada uno de los pasos dados para alcanzar su meta inicialmente planteada. Ojalá, las que lleguen, se encuentren con un balonmano femenino mucho más equiparado, con mayor repercusión y mejores condiciones, eso será síntoma de que las cosas han ido por el camino deseado.
articulo aparecido en : http://dosmin.wordpress.com/2011/01/11/la-ilusion-de-hoy-el-sacrificio-para-manana/#more-934
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