El Porriño recibe hoy al todopoderoso Itxako de Begoña Fernández, la internacional viguesa cuya extraordinaria carrera comenzó en las filas louriñesas
ARMANDO ÁLVAREZ VIGO Begoña Fernández, aprovechando la convalecencia, estuvo de visita en Porriño hace 15 días. Vuelve siempre al origen, el lugar donde la internacional viguesa inició su brillante carrera. Le anunció la llegada a las compañeras de hace una década, como Mari Carmen Godoy. Tomaron un café. Se fueron al pabellón. "Todas las niñas querían su autógrafo. Y ella, supercortada. No existe persona más humilde bajo las estrellas. Se hace querer. Pero es que es la mejor pivote del mundo. Ninguna coña", constata.
Begoña pisa hoy (20.30) otra vez la cancha de sus primeros sueños pero vestida para el oficio, de corto. El Porriño recibe al imperial Itxako, intratable en España, subcampeón de Champions. La segunda línea probará por la mañana si su gemelo le permite jugar. En caso contrario, le lloverá el cariño en el banquillo.
Son muchos las que la recuerdan vestida de rojo entre 1997 y 2000. Aquella generación llevó al Porriño por primera vez a la máxima categoría. Godoy la dibuja "muy alta y delgadita. Ahora la tocas y es como una piedra. Se le veían condiciones. Destacaba sobre todo por sus ganas. Eso la he llevado tan lejos".
La primera mudanza fuera de Galicia fue al Osito. Regresaría cedida durante algunos meses. El Porriño descendió y Begoña emprendió el vuelo definitivo, en una aventura que la ha llevado a coleccionar títulos, medallas y distinciones. Desde la distancia, sus amigas la tutelaban en sus rezos. "Nunca se ha olvidado de nosotras ni nosotras de ella. Es muy especial".
Begoña ha cumplido 31 años. Mari Carmen se encamina hacia los 40 y todavía en activo. Milita en el equipo B del Porriño, rodeada de crías. "Tengo la edad de sus madres", afirma. "Pero el balonmano aún me encanta, me chifla. Tendrán que pedirme que no venga". Hay quien le espeta en broma que le conservan la ficha porque es hermana del presidente, Fernando. "Al contrario. Mi hermano es presidente porque yo sigo jugando", retrueca.
El tiempo le ha permitido contemplar el crecimiento de otra Fernández. Paula, la pequeña, de 22, juega hoy en el primer equipo porriñés. "La gente ya pasa de las comparaciones. Supongo que a Paula le resultó difícil cuando tenía 16 ó 17 años. Lo lleva bien. Es otro encanto", relata.
Godoy, evidentemente, estará esta noche en las gradas del pabellón porriñés, con su grupillo de exjugadoras. Emocionada, "con la piel de gallina", por ver al club de sus amores plantando cara en la elite. "Y por muchos años", desea.
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