domingo, 12 de agosto de 2012
Un equipo obligado a emigrar, después de conseguir el bronce
La mayoría de las jugadoras que ayer lograron la primera medalla olímpica de la historia del balonmano femenino español jugarán el año en el extranjero, obligadas a salir por la situación económica que vive este deporte en España.
Silvia Navarro, la soberbia portera titular deja el hasta ahora todopoderoso Itxako para viajar a Rumanía, donde defenderá la portería del Oltchim Valcea. Mihaela Ciobanu, clave en la final de ayer, milita en el Alcobendas, pero a sus 39 años, y tras una retirada, puede que vuelva a dejar las canchas. Carmen Martín, que se lesionó en la primera fase del torneo, jugará en el Krim esloveno tras haberlo hecho en el Itxako, mientras que su sustituta en Londres, Marta López, lo hará en el Fleury, francés. Vanessa Amorós y Eli Pinedo, en el Mar Alicante la primera y en el Bera Bera la segunda, serán de las pocas que sigan compitiendo en España. En el Zajecar de Serbia jugarán la próxima temporada tres de las guerreras olímpicas de Jorge Dueñas, la extremo Jessica Alonso, Marta Mangué (que lleva un año allí después de tres en DInamarca) y la capitana Begoña Fernández. En la misma línea que el conjunto serbio, también pescará en España el Fleury, francés, que se lleva, además de a López, a Beatriz Fernández y a Nely Carla, que hace un año que emigró a la liga francesa, misma competición en la que jugará Eli Chavez, jugadora reserva estos Juegos, que militará en el Nice después de tener que abandonar el Sagunto. El Itxako, el club más laureado de España, mantendrá en sus filas a Andrea Barnó, pero no ha conseguido retener a Macarena Aguilar, que se instalará en la todopoderosa liga danesa, en el Randers, el mismo equipo que Verónica Cuadrado. Entre tanta salida habrá un movimiento interno, el de Patricia Elorza, que deja el Castro Urdiales para jugar en el Bera Bera.
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